150 años de Historia

Hacienda Ceylán

Construida en 1860. Eustacio de la Torre, como propietario de la hacienda Ceylán, hacia 1870, fue quien plantó los primeros cultivos de café

Luego de la independencia de Colombia, y cuando siendo parte del Gran Estado de Cundinamarca, nace una estrategia para desarrollar el país, ampliando la frontera agrícola de la mano de la inversión extranjera, Viotá y la provincia del Tequendama se convierten en uno de los sitios estratégicos de notable importancia por su cercanía a Bogotá, variedad de pisos térmicos, riqueza hídrica y cercanía al río Grande de la Magdalena.

A mediados del SXIX, en estos predios, George Washington Crane, ciudadano norteamericano proveniente de Boston, inicio una de las primeras plantaciones de café de Colombia pensadas para satisfacer la creciente demanda del café a nivel internacional.

La producción, que hasta esta época no gozaba de gran tecnificación, dio un vuelco notable hacia su industrialización, accediendo a lo más avanzado de la maquinaria y la técnica de la época.

 

Se importa maquinaria proveniente de Escocia en el Reino Unido, y se adopta la producción de cafés Arábigos bajo sombrío buscando lograr cafés aromáticos y suaves con los cuales satisfacer los paladares exigentes de los mercados de destino.

Hacia 1868, el éxito y desarrollo conseguido por el señor Crane ya llamada la atención de las gentes Bogotanas dentro de los cuales se destacó el señor Eustacio De Latorre.

 

 

El señor De Latorre adquiere al señor Crane una parte de su propiedad fundando en ella la Hacienda Ceylán, una de las haciendas de café más tecnificadas de Colombia hasta el primer cuarto del Siglo XX

Por la hacienda pasaron personajes ilustres como el héroe liberal de la Guerra de Los Mil Días Rafael Uribe Uribe, quien buscando refugio de su persecución política en el Departamento de Antioquia, lo consigue como administrador de la hacienda durante la última década del SXIX.

Su discurso por la reivindicación de los derechos de los trabajadores se sembró en tierras fértiles, en el corazón del modelo de la gran Hacienda y con el inicio de la Guerra, Viotá completa se convertiría en uno de los lugares decisivos en donde en delante se librarían fieras batallas en las luchas campesinas.

Los primeros años del SXX inician entre el desarrollo acelerado y el crecimiento inusitado del intercambio internacional y el descontento generalizado heredado de los tiempos de la guerra.

 

El ferrocarril y la navegación fluvial por el Magdalena propician el crecimiento de la industria cafetera en Cundinamarca; no obstante, los desacuerdos con los peones y trabajadores, se convierten en un lastre para los intereses de los financistas, que empiezan a ver con buenos ojos los fenómenos sociales y económicos que presentan nuevas oportunidades para el capital en la colonización del Viejo Caldas en occidente.

El nacimiento de esta nueva región cafetera bajo un modelo de producción minifundista en donde los costos de producción son asumidos completamente por el colono y la ganancia generada en la transformación y exportación del grano está disponible, se convierte en el principal impulsor de la desindustrialización de las haciendas de las montañas del oriente colombiano, con el consecuente estancamiento del modelo de la gran Hacienda en Cundinamarca.

Conocido por su excepcional calidad y sabor, se cultiva con normas de buenas prácticas agrícolas, conservación del medio ambiente y de la biodiversidad.

certificacion

Es un lugar con una experiencia de antaño única, disfruté mucho la experiencia cafetera y aprendí a deleitar un buen café.. La atención del personal es muy buena... Los recomiendo sin duda alguna…

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María Victoria Ortega

Una finca cafetera a 2 horas de Bogotá, muy bonita y el servicio excelente.

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Fabian Romero

Excelente lugar para quienes disfrutan vivir la experiencia de la producción y beneficio del café

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José David

Muy bonito el lugar, vale la pena apartar un fin de semana.

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Camilo Toro

Está muy bien tenida, es muy cómoda, sus habitaciones son muy amplias, se puede hacer caminatas muy agradables a la vista y a los sentidos,

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Dora Rodríguez

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